jueves, 26 de mayo de 2011

EXCELENTE LIBRO A LA VISTA... No hay silencio que no termine.


A nivel narrativo, autobiográfico de lo mejor que he leído en mi vida, adictivo... sumamente interesante y logra que el lector no colombiano - como es mi caso- se acerque a ese maravilloso país queriendo conocer más, mucho más que el ya casi superado estigma de la droga y las guerrillas.
Es una narración autobiográfica de Ingrid Betancourt sobre sus años de secuestro por las FRAC. Quizás me ha llegado más porque pienso en mi México querido lacerado por el narco y porque Ingrid en su narración incluye eventos sumamente recientes que ella vivió desde su cautiverio y yo en pleno jolgorio (como la final del mundial en Alemania...) Pienso ahora mismo en cuántas personas sufren, luchas para no dejarse hundir por un dolor de magnitudes como las que ella cuenta; secuestrados y sus familias...
Les comparto algunas de las notas que tomé del libro:
Pág. 33 parr. 2 (reflexión no textual) Con la violencia ajena pierde la inocencia, el agresor es incapaz de ver a los ojos por ser estos un espejo de su inhumana conciencia.
-Durante el breve espacio de una eternidad-
-La rocé y descubrí el abismo que nos distanciaba-
Pág. 34 "En cierta forma había ganado más de lo que había perdido. No habían logrado hacer de mi un monstro sediento de venganza"
-Pág. 101 parr.2 "Acababa de perder mi libertad. No tenía la menor intención de dejarme arrebatar mi identidad".
-Pág. 228 "El comandante guerrillero- veía una cuestión de intereses donde yo veía un asunto de principios"
- Pág. 82 parr.2. "La imposibilidad de solucionar las cosas aún con los mayores medios técnicos o esfuerzos de muchos, la corrupción de uno, aún de bajo rango, lo frena todo".
- Pág. 287 parr.1. Importancia de la precisión de términos, los guerrilleros llamaban "cárcel" al lugar donde los encerrarían, con lo que podían hacer pasar a la víctima de "secuestrada" a "culpable", y ellos ser la autoridad.
- Pág. 228 párr. 2 Dificultades reales por pequeños incidentes, porque el mundo se había reducido demasiado.
-Pág 40. parr. 3 Cuando el inmenso dolor del otro es tan grande que no podemos ayudarle por parecerse tanto a nuestra necesidad personal.
Y puedo por lo menos elevar una oración por ellos y no ser insensible a su dolor, eso por lo menos Dios lo tomará en cuenta para que ellos se sepan menos solos...

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