martes, 28 de febrero de 2012

¿Y quién necesita la educación especial?

Ayer por la tarde, tras una mañana amena pero intensa de trabajo, regresé a casa en autobus. No sé bien porqué, pero me encanta ver a la gente... en los autobuses, en los aeropuertos, en las salas de espera... creo que que siempre se puede aprender mucho.

En el trayecto subieron un chico y una chica con cierto grado de retraso mental, no sé exactamente de qué tipo o grado, pero se nota que les han enseñado muy bien muchas cosas, y no me refiero solo a las prácticas (pagaron sin ningún problema, tomaron sus asientos y eso sí, platicaban a todo volumen, cosa que les agradezco mucho pues salí sumamente edificada).

Pues resulta que un amigo de ellos, otro chico de la escuela de educación especial, se estaba alejando de las clases y de sus monitores por influencia de una banda de su barrio. Estos chicos daban unas razones TAN claras de los riesgos de dejar la educación, de meterse en ambientes que en donde hay drogas, etc. Y antes de que uno de los dos tuviera que bajar, ya llegaba a su destino, dejaron claro entre ellos dos cosas: "Pero verdad que seremos amigos de X todo el tiempo, y más ahora que nos necesita", "Claro, yo, amigo de todos", "Ala, baja ya, te quiero mucho", "Me despido - y se despide de todo los pasajeros con un amable y grupal ¡BUENAS TARDES!" Y se fue.

Total, que estos dos me dieron, -creo que a todos los presentes-, un ejemplo de pureza y sencillez de corazón. Sin duda habrá detrás de ese manera de pensar y sentir, familias y formadores cariñosos y centrados en lo esencial, sin duda también que seguir asistiendo a una escuela de educación especial les dará aún más herramientas para que puedan seguir adelante en la vida, llegar a cierto grado de independencia, inserción en la sociedad, etc. Pero sin duda, que todo eso, muy bueno, caerá en una estructura de nobleza y amistad que los hace grandes, fuertes, brillantes.

1 comentario:

rosarios-online.com dijo...

Lo que dices es absolutamente verdad. Estos niños, y de mayores, estas personas tienen una nobleza y los conceptos tan claros que emocionan. Todos los niños que conozco con Síndrome de Down dan todo de si, dan todo lo que su capacidad les permite y es mucho más de lo que los demás creemos. Tenemos que seguir trabajando para que puedan integrarse en la sociedad y de mayores puedan hacer una vida lo más normalizada posible.