miércoles, 25 de abril de 2012

Rumbo a Santiago, ideas sin orden ni concierto. Las señales.

Desde hace algunos años, no sé bien la razón, tengo clavada en el corazón la necesidad de ir a Compostela, pero haciendo el camino, peregrinando.  En estos meses que estoy pasando (y gozando) en España todo cuadró para hacer este camino junto con uno de mis hermanos (espero pronto ir con ambos)


Tengo muchas cosas que contar, desde lo más anecdótico hasta certezas interiores, por lo pronto tengo claro que ah sido un regalo de Dios y que espero repetirlo, me dicen que el número de "reincidencia" en el camino de Santiago es de casi un 90%, sin duda que el otro 10% no ha vuelto por falta de ocasión, no por falta de ganas.


En fin, primera idea a compartir sin orden ni concierto pues no fue cronológicamente el primer evento a tomar en consideración, pero si marcó en mi cierta tonalidad para el resto del camino... aún el que sigue tras haber salido de Compostela.


Las señales más típicas en el camino.
Como varios ya sabrán, la señalización en las varias rutas suele ser MUY clara, con llamados "mojones" de concreto que tienen ya sea una concha amarilla, una flecha amarilla o la imagen del peregrino... en amarillo, cual Dorothy camino del Oz, "sigue el camino amarillo".  Nosotros fuimos de Sarria a Compostela, el último tramo del llamado "camino francés". Siguiendo muy dócilmente las señales pasa uno por todo tipo de parajes, donde no hay una señal o marca nueva, se sobre entiende que prima aún la anterior, el cuestión no sólo de lógica sino de confianza en los cientos de años y los, me atrevo a decir, millones de peregrino que han andado este camino.


Pero solo en un punto del camino, ya con las piernas muy conscientes de su existencia y a punto de la huelga llegamos a un punto en que el camino se dividía y no veíamos la señalización que ya nos era tan familiar, "es que TIENE que estar por aquí", y nada, mirar allá, acá... ningún peregrino se veía en los caminos que se nos presentaban (quizás viendo por donde se habían lanzado unos, nos hubiésemos lanzado nosotros también). Nada de mojones, ni de conchas, ni de flechas, nada de camino amarillo.


Y el cansancio aunque no era algo de grado dramático, no era tampoco como para caminar ambos "haber cuál es el bueno", pues teníamos una meta, llegar a determinado pueblo en que ya estaba una de nuestras mochilas en el albergue y en el que asistiríamos a misa... ¿por cuál camino?


Separarnos para ver cada uno por su lado no era una opción en nuestro caso, pues hacíamos ese camino juntos. Entonces, retroceder un poco, quizás habíamos ignorado algo, quizás ya habíamos pasado la señal, quizás habíamos entendido mal la señal anterior... quizás... 


En la parte de abajo de la foto se puede
ver una GRAN flecha formada con piedras
Y con tres o cuatro pasos bastó. Así de simple. El cansancio, la costumbre de ver solo cierto tipo de señales no nos dejó ver que de hecho estábamos parados sobre la señal provisoria que hay en ese crucero, una flecha hecha con piedras de ese mismo camino, una vez que la has encontrado ya es evidente, de perogrullo, pero es que es del mismo color que el resto, y es que no es un mojón, ni una concha, ni una flecha, es que no era nada amarillo, es que no estaba más adelante de nosotros. Es que no es a lo que estábamos acostumbrado. He ahí el "quid" del asunto.


¿Encuentran la relación con lo que puede pasarnos en la vida diaria? A veces no es que nos falten señales, lo que puede faltarnos es la disposición para reconocer las señales que nos llegan y no solo las que esperamos, es decir, libre de pre-juicios. Y cuántas veces descubrimos que, de hecho, ya estamos en la respuesta, ya estamos en el camino correcto. Decía San Agustín a Dios "Yo te buscaba fuera y Tú estabas dentro".




Así que, atentos, ojos abiertos y corazón dispuesto. Y siempre encontraremos la señal para la siguiente etapa en nuestro camino.



No hay comentarios: