domingo, 9 de enero de 2011

«Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?»

Hoy celebramos el bautizo de Jesús, con el cual Él inició su vida pública. En el evangelio de la misa de hoy podremos escuchar como San Juan Bautista quiere negarse a bautizar a Jesús por saberse indigno, pero Jesús le convence sobre la necesidad de prestar su colaboración, al margen de creerse o no digno. Y una vez hecho esto, cuando Jesús sale del agua, se abre el cielo y se escucha la voz del Padre.


¿Qué sacamos de todo esto? ¿Qué aplicación espera Cristo que demos a nuestra vida? Tras las fiestas navideñas, ahora volvemos al tiempo ordinario... adiós a los pinos, a las esferas y los foquitos ¡pero no nos despidamos del verdadero espíritu navideño! Al contrario, es el momento ideal para ponerlo en marcha, pues si Dios se ha hecho niño por amor a nosotros y concluimos este periodo con su bautizo y por lo tanto el inicio de su vida pública, nosotros podemos tomar este domingo como "pista de lanzamiento" para dar un paso adelante en nuestra misión de cristianos.


Puede ser que muchas veces nos sintamos y sepamos incapaces, indignos de hacer lo que Dios nos pide, pero si Él lo pide y nosotros respondemos como Juan Bautista, es decir, confiando más en que Dios sabe lo que pide, por encima de lo que nosotros creamos poder o no poder... Y confiando en Él y haciendo lo que Él nos pide de algún modo "el cielo se abrirá y escucharemos la voz de Dios Padre", es decir, la vida y misión se irá aclarando y definiendo lo suficiente para que podamos dar el siguiente paso en la entrega, viviendo así nuestra vocación misionera recibida en el bautizo. 

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