martes, 29 de mayo de 2012

Préstamo de libros, ¿regalo forzado o crónica de un robo anunciado?

El título de este post es casi de la misma extensión que el título. Pero es que desde niña he escuchado y vivido en carne propia tanto sobre el prestar o no los libros... Confieso que nunca estuve de acuerdo con aquello de "tonto el que presta un libro y más tonto quien lo regresa", confieso de una vez que así perdí muchos libros y que, por el contrario, no me hice de ninguno, muy probablemente porque creo que en muchos casos, un valor agregado del libro es que alguien me lo recomiende y preste.

En fin, todo lo dicho para compartir esta joyita de párrafo con ustedes: En cuanto un libro acaba en nuestras manos es nuestro, exactamente como dicen los niños: "es mi libro"... parte integrante de mí mismo. Esta es sin duda la razón de que devolvamos con tanta dificultad los libros que nos prestan. No es exactamente un robo... (no, no, no somos ladrones, no...), digamos un deslizamiento de propiedad, o, mejor dicho, una transferencia sustancia: lo que era de otro bajo su mirada, se vuelve mío cuando yo lo miro cuando lo como con mis ojos; y, caramba, si me gusta lo que he leído, siento cierta dificultad en "devolverlo". Como una novela, Daniel Pennac, pág. 138.

No hay comentarios: