viernes, 31 de enero de 2020

¿Infancia o inmadurez espiritual?

A veces creo que confundimos la sencillez con la vagancia en la fe… ¿no te parece, a veces, que la fe que tienes se te queda algo pequeña? Porque ¿a que no lees, corres, piensas o te conduces por ahí como cuando tenías siete años? Me atrevo a asegurar que a la mayoría ya no nos va la ropa que usamos en la Primera comunión…

Y así es, vamos creciendo, podemos dar razones más hondas, más ricas y experienciales de nuestros gustos, de nuestras decisiones, pero quizás no de la fe… Los hay que tienen el ser creyentes como la más valiosa de las herencias familiares, sin grandes dudas y sin hondas certezas, “está ahí y está bien”. Para otros es algo que les ha pasado, no saben muy bien cómo explicarlo pero el hecho es que se han encontrado con el Señor… sin mayor idea de “los contenidos de la fe”, y van con ese regalo entre la manos y el corazón buscando que esa llamita no se apague. ¿Se pueden tener ambas cosas? ¿Existe una PAU o un MIR para esto de ser creyentes?

Volvamos al inicio, la sencillez siempre será una de las huellas de Dios, la infancia espiritual es tan bella que es un camino de vida espiritual probado y recomendado por la Iglesia… ¡y que ha dado GRANDES santos! Infancia espiritual que pasa por tener una profunda conciencia de ser hijos amadísimos, y que busca cada vez más responder – que no camelar…- al su Padre, que todo le ha dado. Por otro lado estaría la inmadurez en la fe… ya sea por falta de medios o de ocaciones (no deliberada) o por no haberse puesto con seriedad o generosidad al tema (sí, chaval… tú notas la diferencia…) En cualquier caso, ninguna de estas causas es insuperable… y salir de ambas nos da un horizonte apasionante por delante.

Para dar fundamentos a tu experiencia y experiencias a tu saber, ayudan mucho los grupos parroquiales o realidades dentro de la Iglesia ¡y los hay de tantos tipos! De adoración, de formación, de apostolado, con otros jóvenes, con familias… busca, pregunta, googlea…, estáte atento y prueba, asiste, pregunta, conoce y comparte con otros, que seguro que más ganas tiene Cristo de que le conozcas, y eso sí, ponte listo para responder, que te saldrán pronto oportunidades para ir a ese retiro del que tanto has oído hablar, a ese grupo de jóvenes que son tan majos y cantan tan bien, a esas misiones que llevo años viendo de lejos… Y sin duda, busca compañeros para este nuevo camino de fe, personas con las que puedas integrar elementos de tu vida: tu búsqueda de Dios, tus hobbies, la fiesta… y también personas a quienes puedas pedir consejo en temas más personales. Ten una libreta en donde puedas ir poniendo en claro lo que Cristo te vaya dejando caer, tanto en un momento de oración como en el metro mientras escuchas una canción… verás que son como las migas que nos ayudan a volver a Casa (sí, con mayúsculas), porque para eso hemos sido creados, a Dios se le reconoce mejor cuanto más se le anhele… ¿sabes porqué? Porque sus manos han sido las primeras en tocar nuestro corazón, por eso le echamos en falta aún sin saberlo, y cuando le probamos nos resulta tan profundamente conocido aunque las formas sean nuevas…

Publicado originalmente en: https://www.jovenescatolicos.es/2020/01/29/infancia-o-inmadurez-espiritual/

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